TERROR A LA NORMALIDAD
Por lo regular se le miraba determinado, con esa clase de arrojo casi temerario impulsándole a cruzar barreras, atravesar fronteras, destrozar moldes, arruinar expectativas ajenas y decepcionar a quienes esperaban verle fracasar, algo similar a “No hay Alpes para Napoleón”. No obstante sus motivaciones resultaban evidentes para quien observase de cerca…, su vida completa estaba dominada por el miedo, aunque en una variante desconocida para los timoratos. Le aterraban las jaulas físicas y mentales, esa aceptación callada, resignada de los mansos que terminan por soportar indignidades para “llevar la fiesta en paz”. Los que prefieren ocultarse en la multitud para ganar en seguridad lo perdido en individualidad. Sentía pánico de transcurrir una vida que fuera nada menos que fabulosa, mágica, maravillosa, llena de obstáculos superados y victorias. Pensar en una canción de muerte breve, concisa y sin chiste como corolario de una existencia anodina, era insoportable, mejor tirarse de un puente. Entonces esa aprensión transformada en cosa positiva, le impulsaba levantar mano, voz, ponerse de pie y hacer todo en su poder para cambiar al mundo.
Carpe Diem.
Shayd Santillán.
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