SOLA

Se miraba y sentía, bajo el peso de una maternidad sin apoyo, auxilio, solidaridad o siquiera compañía testimonial; más bien lo opuesto. En cada caso devinieron pasivos de vida, motivantes de estrés, mayor carga de trabajo, desgaste físico y emocional, e incluso miedo, además de peso financiero; no aportaban ni un céntimo, aunque en público dijesen que sí.
Terminaban por no valer lo que costaban.
Con todo, hacía lo que le tocaba, aguantando cansancio, dolores callados, hubieras, pesos cuya carga nunca debió ser llevada en solitario, en ese hábito malsano todavía persistente de naturalizar la recarga de toda responsabilidad en un solo componente de la ecuación. Sin embargo, destacable la dignidad silenciosa y sosegada con que expresa muy a veces aquellas dolencias, en un breve y discreto: “Es difícil hacerlo sola”, mientras se humedecen ojos, cierra garganta y oprime pecho.
Verle es un homenaje de amor y coraje, lo único que necesita este ejemplar valiente y decidido es lo mismo que toda hembra de casta requiere en amores, quien le quiera tal cual, sin excusas ni mañanas, en el mismísimo transitar de la existencia; con vino y lecturas, haciendo el súper o nada de nada, serie repetida, película de vampiros en maratón desde el amanecer a la madrugada, con palomitas caseras y salsa búfalo.
Alguien que le demuestre no estar sola.
Shayd Santillán.