IMPLACABLE ASERTIVIDAD
Desde el inicio dejó en claro cada punto. No lo dejaría, a pesar de la deslealtad consumada. Comprendía un par de cosas que en esos días correctos, no estaba de moda entender. Pero, el tiempo juntos, las cosas vividas y el amor indiscutible; bien valían el beneficio de la duda.
Una oportunidad final.
Más, entre eso e indultarlo, mediaba una vida. Que por cierto así lo dijo:
Jamás voy a perdonarte.
Él, no respondió, no era momento.
Tiempo después, bastante antes de lo que ambos creyeron que pasaría, él entendió la razón que ella tenía para no olvidar el agravio.
No obstante, para que no quedara lugar a duda, le explico calmada. Aunque firme en lo prometido.
Decidiste estar aquí, por lo que fuimos, somos. Pero pusiste ambos factores en la balanza, no te molestes en negarlo.
Tus razones habrás tenido.
Y las respeto.
Pero al medir y pesar, aunque haya sido en tu mente, nos colocaste en el mismo nivel. Si eres incapaz de ver las diferencias, no esperes que yo lo sea.
Esa comparación es peor ofensa que la que si te he perdonado. No esperes que lo haga jamás, no va a suceder.
Ruega que no esté yo, algún día en esa misma disyuntiva. Porque igual que tú, me quedo.
Pero vas a comprenderlo.
Shayd Santillán.