HERMANAS, HERMANOS SEAMOS DIGNOS.

Al expresarnos, al conducirnos hagámoslo con propiedad y corrección. Vienen momentos complejos, difíciles. Como si no lo fueran ya demasiado. En los próximos meses, muchos de nosotros expresaremos nuestro sentir, forma de ver, ser, vivir y pensar…, las convicciones de tránsito vital con que caminamos.

Sin embargo, la misma naturaleza de nuestra profesión, nos obliga a la prudencia, incluso en medio del apasionamiento. A ser vigorosos en opiniones, pero mesurados en acciones.

Expresemos acuerdos e inconformidades, pero siempre utilizando los medios que sentido común y decoro nos proporcionan. Siempre en el marco de la civilidad, el respeto hacia nuestros compañeros, amigos y hermanos de clase. No podemos olvidarnos de esto al calor de las emociones. Para nosotros prevalecer a costa de renunciar a lo que somos no es opción. Ello corresponde a otros, que no educan. Nuestra forma de entrar en contienda, contender y conquistar o caer, dice todo acerca de quiénes somos.

Jugar con las reglas, pero determinación absoluta. Ganar en humildad y generosidad, sin sojuzgar al rendido. Perder con dignidad, sin excusas, porque somos maestros, lo nuestros es y debe ser la altura de miras, el argumento, la propuesta, la razón y las razones.

Ya hay muchas opciones ruidosas y groseras, toca marcar diferencia. Mostrar la dignidad de la labor que desempeñamos, el valor que tenemos no está sujeto a negociación.

Shayd Santillán.

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