EL CHISME CIBERNÉTICO

Basta con que un día, cualquier tío, a consecuencia de su sobrada capacidad para holgar, soberano deseo de molestar; malsana creatividad, peculiar humor sarcástico simplón. Elija tema y persona en particular, o ambos. Y acuse a los dos…

Fulanito es en secreto, líder de una raza alienígena, cuyo principal objetivo es la aniquilación de hasta el último homo sapiens, para después colonizar la Tierra.

Y por cualquier razón, que en esto no se necesitan razones; se vuelva viral esta bobada.

Se dividen las opiniones. Unos dirán que es falso, otros que no sólo es cierto; aportarán “evidencias inobjetables”: Mi vecino también es marciano, todas las noches hay ruidos extraños en su casa, como el propulsor de una nave espacial siendo reparado. Pero nadie tiene el valor de decirlo.

Incluso suben videos, en los que se mira lo que cada quien decida qué ver. “Planea algo siniestro”, pero tememos ser vaporizados por su arma laser.

Los escépticos la toman contra los creyentes y los creyentes contra los escépticos: ¿Cómo es posible que creas en los extraterrestres? Eso es de ignorantes.

Y la respuesta que no lo es: ¿Acaso todavía queda algún villamelón, que no se dé cuenta que hay una conspiración marciana para conquistar la Tierra?

Aparecen sospecha e insulto.

¿Acaso son ciegos, o peor, CÓMPLICES? ¿Les lavaron el cerebro o les ofrecieron algo para traicionar a la humanidad?

Pronto la conversación se transforma en discusión, una sucesión de insultos, parrafadas y agresiones. Que por cierto ya no tienen nada que ver con el líder de la trama alienígena, sino con quién insulta más y mejor.

Surgen los hashtags:

#yosícreoenlosmarcianos

#losalienígenasnoexisten

Los más sesudos analistas concluirán que es posible la convivencia pacífica humano-extraterrestre. Sus opositores se ofenderán: “La Tierra es nuestra”.

#pazentrehumanosyaliens

#guerratotalcontralosaliens

¿Ridículo?

No tanto…

Pasa cada día, todo el día, en las redes sociales.

Shayd Santillán.

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