Con lluvia o sin ella, los lomitos y michis también sienten

La llegada de la temporada de lluvias trae consigo algo más que calles inundadas y cielos grises: también representa momentos de miedo, incomodidad e incluso riesgo para los animales de compañía que, tristemente, muchos aún dejan a la intemperie.
En hogares donde los perros y gatos siguen siendo vistos como “guardianes del patio” o “adorno del jardín”, las lluvias intensas no solo los empapan: los exponen al frío, enfermedades, ansiedad y estrés. Frente a esta realidad, asociaciones defensoras de los derechos de los animales y voces ciudadanas insisten en un mensaje urgente: las mascotas no son objetos, son seres vivos que sienten y sufren.
La responsabilidad es clara y no depende de campañas oficiales ni de carteles en redes sociales: es una cuestión de conciencia. Proteger a un animal de compañía implica más que alimentarlo. En estos días de tormentas, se vuelve vital:
Ofrecer refugio seguro: Nada de dejarlos bajo la lluvia o sobre pisos húmedos. Una cama limpia, seca y bajo techo hace la diferencia entre la salud y la enfermedad.
Evitar paseos peligrosos: Sacarlos durante una tormenta solo multiplica su miedo y riesgo de accidentes o infecciones.
Cuidar su salud emocional: Los animales también se alteran con el estruendo de los truenos. Estar cerca, brindarles calma y compañía es clave.
Prevenir enfermedades: Secarlos bien si se mojan, evitar que beban agua de charcos y mantener al día sus vacunas y desparasitación es parte de un cuidado responsable.
Detrás de cada mirada que se asoma triste desde un patio inundado, hay un recordatorio: el compromiso con los animales de compañía es diario, en sol y en lluvia. Porque la empatía no se moja ni se guarda cuando el clima se complica.