Por Guadalupe Rosas Suárez
El fervor religioso de los trabajadores de la construcción queda de manifiesto este 3 de mayo; la fiesta de la Santa Cruz es motivo de jolgorio para los albañiles que festejan con cohetes, baile y platillos típicos mexicanos en la obra donde estén trabajando.
Esta celebración fue suprimida del calendario litúrgico por el Papa Juan XXIII. Sin embargo, como en México los trabajadores de la construcción mantuvieron viva dicha tradición, el Episcopado Mexicano permitió que siguiera esta festividad religiosa que tiene tanto arraigo entre el pueblo. Aunque no hay una solemnidad especial, en las misas que se realizan en los diversos templos católicos, se bendijo la Cruz y a quienes la llevaron adornada.
Para el obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, es grato contemplar como los albañiles tienen un gran amor y un respeto a la Santa Cruz. “Ellos en medio de su sencillez, van expresando su amor, sigamos su ejemplo, que la Cruz sea nuestro signo de amor y victoria, para vencer al pecado y amemos a nuestros hermanos como expresión del amor de Dios”.
No obstante, recordó a los creyentes que la Cruz es un signo de victoria y del enorme amor que tuvo Jesucristo por la humanidad al entregar su vida por salvación del mundo.
“Muchas ocasiones se ha creído que la Cruz es un signo de sufrimiento, se interpreta como padecimiento, pero no, es signo de victoria y de amor, ya que Cristo venció al pecado en ella. Cristo nos amó en la Cruz”, explicó el pastor diocesano.
Dado el fervor religioso de los trabajadores de la construcción es enorme, Monseñor Chavolla pidió a Dios que bendiga a todos los albañiles y los santifique en su amor, sobre todo, que les permita ejercer su trabajo dignamente, para que en su humildad sigan siendo fieles a Dios.
Origen del Día de la Cruz
De acuerdo con la tradición cristiana fue la emperatriz Santa Elena, madre del emperador Constantino, quien en una peregrinación a Jerusalén (probablemente en 326) en busca de la cruz en la que murió Cristo, encontró tres cruces después de realizar algunas excavaciones en el Monte del Gólgota.
El motivo de su búsqueda fue porque en el sexto año de su reinado, el emperador Constantino se enfrentó a los bárbaros a orillas del Danubio. Se consideró imposible la victoria a causa de la magnitud del ejército enemigo. Una noche Constantino tiene una visión: en el cielo se apareció brillante la Cruz de Cristo y encima de ella unas palabras: In hoc signo vincis, "Con esta señal vencerás".
El emperador hizo construir una Cruz y la puso al frente de su ejército, que entonces venció sin dificultad a la multitud enemiga.
De vuelta a la ciudad, averiguado el significado de la Cruz, Constantino se hizo bautizar en la religión cristiana y mandó edificar iglesias.
Enseguida envió a su madre, santa Elena, a Jerusalén en busca de la verdadera Cruz de Cristo. En el monte donde la tradición situaba la muerte de Cristo, los hombres dedicados a la construcción o albañiles encontraron tres cruces ocultas.
Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Cristo que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la Cruz, el 3 de mayo.